5 de junio de 2020

"ASÍ ES MI BANDERA" - 4º A - 4ºB - 4º C .



Por 1770, la de los Belgrano era una de las más opulentas residencias de Buenos Aires. A una cuadra estaba la Aduana, en Belgrano y Balcarce, donde su padre era contador, y por la esquina de su casa, la calle Defensa era una arteria muy transitada, ya que por ella iban y venían las carretas con mercaderías del puerto. A escasa distancia, estaba el Convento de Santo Domingo, del que su hermano mayor Domingo Belgrano.


Las primeras letras las aprendió de su madre y de los curas del convento. Ya de chico, sus padres percibieron que poseía una inteligencia especial. Mientras que su padre pretendía que Manuel siguiera sus pasos de próspero comerciante, su madre soñaba para él un doctorado en derecho civil y canónico. En la puja, no faltaron los curas dominicos que insistían en que el jovencito siguiese los pasos del sacerdocio.
Solía jugar con el grupo de amigos de su primo segundo, Juan José Castelli, seis años mayor, que vivía en Rivadavia y Suipacha. Ambas madres eran primas hermanas. El padre de Castelli también era un inmigrante, médico veneciano.
Manuel entró en el Colegio de San Carlos (hoy Colegio Nacional de Buenos Aires), fundado por el virrey Vértiz. Por ese colegio pasaron la gran mayoría de los nombres que llenarían las páginas de nuestra historia.
Si bien este colegio preparaba al alumno para ingresar a la Universidad de Córdoba, sus padres solicitaron el permiso para que tanto Manuel como Francisco -uno de sus hermanos- pudiesen viajar a España“ para que se instruyesen en el comercio, se matriculen en él y se regresen con mercaderías a estos reinos”. En el colegio, había completado con éxito sus estudios de gramática de latín, filosofía “y un poco de teología”, según el propio Belgrano.
Fue una mañana de comienzos de 1786 cuando el joven Manuel y su hermano Francisco, acompañados de sus padres y algunos de sus hermanos pequeños, se dirigieron a pie al puerto. Adelante, media docena de esclavos llevaban sus equipajes. Detrás del Fuerte, subieron los bultos a un lanchón. Partían a España, aprovechando el viaje del cuñado, José María Calderón de la Barca -casado con su hermana María Josefa- que vivía en Madrid.
En 1789 se graduó de bachiller en leyes y en 1793 obtuvo la licencia para ejercer como abogado. En 1794 ya estaba de regreso en Buenos Aires para hacerse cargo de su primera ocupación: a los 24 años fue secretario del Consulado, un organismo con jurisdicción mercantil, orientada al fomento de la agricultura, la industria y el comercio. Hizo nombrar a su primo Castelli como suplente en la secretaría, a fin de cubrir posibles licencias por enfermedad. Y otra vida comenzó para él.










UN HOMENAJE EN FAMILIA














CONTINUARÁ...





No hay comentarios:

Publicar un comentario